Las inyecciones de bótox suelen aplicarse en un consultorio médico. El médico utiliza una aguja fina para inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica en la piel o los músculos. La cantidad de inyecciones necesarias depende del tamaño del área de tratamiento y otros factores.
La práctica clínica, avalada por diferentes estudios, muestra que la utilización del bótox durante uno o más años prolonga la duración de los resultados. Inicialmente, puede estar indicado su uso cada 4 ó 5 meses pero lo habitual y a partir del segundo año, es aplicarlo cada 6 meses.
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